"Nos pasamos la vida buscando el amor. Creemos en eso que nos han enseñado, que el amor es algo físico y que si no hay contacto no existe. Nos olvidamos así de que el amor puede ser también platónico, de ese tipo de amor que no necesita tocarte siquiera para enamorarte hasta los huesos. Creemos entonces que para disfrutar de dicho amor hay que llevarlo al contacto físico, a lo que creemos es lo correcto, y nos olvidamos por completo, de que hay amores que nacieron para palpitar en la carne, en cambio otros que nacieron para palpitar en el alma. "
"Porque de todos los privilegios que existen, yo me quedo con el de tu mirada, y de todos los contagios posibles, con el de tu sonrisa"

Él

Encontró las palabras exactas y la cautivó al instante. Casi como suspirándolas fue del dicho al hecho y, aunque el trecho parecía alargarse, sus ojos se encargaron de hacerlo corto. La tarde garuaba casi con alegría, pero esos ojos no hacían más que pedir sol, y expresaron sol desde su centro, sol hasta su sonrisa. Comenzaron a quererse con las luvias de Noviembre, conversando, simplemente, de esas cosas sinceras que no puede entender la mayoría de la gente. Se soltaron en un abrazo y se siguieron liberando en los restantes, dando lugar a los besos que continuaron alimentando su arte. La noche siguió garuando, salpicándola de recuerdos de ésa tarde, completando de sonrisas su corazón, con ésos soles de luvia, alimento del deseo, atrapantes, sin misterio, simplemente dignos de su dueño.