Buen día

...y entre el cielo y el suelo encontré mil razones para sentirme plena... Buen día fue el que me espero hoy a la orilla de mi cama, al costado de mi espalda, a los pies de mis palabras y entre dientes de oro y plata. Buen día de amanecer helado, de escarchas gruesas y antojos concretados. Buen día para amores perros, que aullaron a un cielo sin su plata brillando. Un buen día que me supo mostrar bien cual es mi sitio: entre el suelo y el cielo, entre sus brazos
Una magnolia despertó esa mañana más fresca, radiante, hidratada y erguida que nunca, a la vez que una mutisia saludaba al sol desde su libertad eterna. Ella, en cambio, despertó oyendo un arroyo de lamentos, como si fuera el camino de no me olvides que la acompañaba desde niña al salir de su casa, y pintó de azul celeste su rastro, tal como la pequeña flor. Tan azul era su pena, tan pequeña su tristeza, que de pequeña era gigante, de un azul gélido, escalofriante. Quiso sonreírle a sus ojos en el espejo, pero solo pudo ofrecerle lágrimas que cayeron como perlas hasta sus susurrantes labios. Quiso saborear su pena, pero era tan fría que ni siquiera gusto pudo encontrarle. Caminó hacia la puerta, dejando su sendero de no me olvides que acompañaba el arroyo de sus lagrimas por la casa, el cual se convirtió en cascada, al ver ella el sendero que estas dejaban. No hay lluvia ni caída de agua que no concluya en arcoíris, ya que el sol siempre está, como no hay llanto que no termine en una sonrisa. Al salir, la rosa peonia la saludo sonriente, y lo mismo hicieron las lilas y el diente de león,, aunque los pensamientos prefirieron quedarse con sus mentes, pensando y pensando detenidamente. Por alguna extraña razón, su corazón empezó a latir muy fuerte, guiándola junto a su bicicleta como descontrolada hacia el rio más fértil. El arcoíris de su pena comenzó a hacerse dueño de su rostro entero y, mientras aumentaba la velocidad de su bicicleta, la de su corazón también lo hacía, iluminando así sus ojos de una felicidad atrevida pero sincera. Sus carcajadas y jolgorio comenzaron a atenuarse, a la vez que comenzaba a adentrarse en el bosque. Fue entonces que su sendero de no me olvides paso al frente y comenzó a guiarla, presentándole en el camino a las mutisias, los amancay y la menta, mientras la llevaba por la hierba hasta la cascada y su arte. Una vez allí, se sorprendió al sentir que su pielera adornada con diamantes dulces y saltarines, aunque gélidos y aturdidores. Allí estaba su esencia: en el rocío juguetón de una cascada de diamantes, que le ofrecía a cada segundo, arcoíris bulliciosos, llenos de vida, chorreantes. Si hay sonrisa, ya no hay pena, siempre y cuando esta sea sincera. Mientras el sol siga saliendo, lloverán arcoíris desde el cielo. Cuando una sonrisa se escapa, hay que ir a buscarla a una cascada que contagie de agua pura, arcoíris de diamantes y sonrisas con el corazón galopante. No me olvides te acompaña, porque no olvidando se recuerda, que olvidando uno se pierde de las cosas buenas del alma.

Primer Invierno

En silencio, una multitud de pájaros nómades toma su rumbo hacia el verano, rozando, sin pensarlo, el tibio néctar de un atardecer sonrosado. En silencio, la brisa contiene a esa pluma que se cansó de volar siguiendo al sol y se dejo ser a la deriva. En silencio, ésa pluma, de quien sabe cuántos veranos, roza mi mano, me acaricia y me espía mientras cae en mi zapato. En silencio miro al suelo, seria y muda; sin quererlo siquiera me percato, de que una pluma de verano ha elegido pasar su primer invierno, posándose, desinhibida, sobre mi zapato.

Vacío

Vacío. Lluvia intermitente de a ratos explosiva. Concierto. Melodías atracadas entre silencios concretos. Vacio. Incandescentes espacios entre el oro y plata del cielo. Ruido. Silencio. Espanto. Susurros. Un espasmo decreciendo. Sintonías entre calma, de esa lluvia bebiendo. Vacio. Solo miedo cayendo. Concierto. Sensaciones de desapego. Vacio. Acercamiento hacia lo nuevo. Nostalgia de ese tiempo ajeno, que encandila los sueños. Sentimientos encontrados de una nube de espejos, que cae sobre el suelo, que intermitentemente se transforma en espectador de tan delicioso concierto.

Intimo


Su mirada destellante hace mil galaxias entre sus ojos y los míos. Mis párpados, entretanto, se entrecierran lentamente, guardando, como siempre, el recuerdo incandescente, solo nuestro, siempre mío.

Insomnio Sentimental


Y si mientras duermo descubro que tus ojos están viendo los míos, que tus manos buscan mi cercanía y tus susurros ser escuchados tibiamente por mi oído, sabré entonces que la dulce espera ha rendido sus frutos, sabré entonces que al menos por ese instante, por ese minúsculo momento en que nuestras mentes se cruzaron, en que el universo se hizo ínfimo, en que las palabras no se dijeron, los silencios estallaron a gritos, fuiste mío.

30-1-2012



Mi intención primera era ponerme a escribir. No era la de escribir algo bello ni poético (vale aclarar que ambas cosas no siempre van de la mano).
Mi primera intención se vio entonces abrumada por mil pensamientos huecos y vacios que en ellos no albergaban más que ansiedad, tristeza, locura y silencio, silencio y más silencio. Quise escapar de éstas intrusas, que no hacen más que amargar la poca dulzura que me ofrece la vida, y supe entonces que, cuando las dejamos entrar aunque sea una vez en nuestros corazones, ya no hay forma de desacostumbrar nuestros miedos a depender de ellas, y pude ver que querer escapar de uno mismo es el reflejo más natural que nos nace como seres, y no solo humanos… supe, además, que los de corazón puro son quienes sufren, porque solo un corazón puro es capaz de ver con certeza lo que es capaz de hacer el mundo por él y también de lo que es capaz de hacer el veneno. Me pude dar cuenta ante tal hallazgo, de que el veneno no viene en pequeñas cantidades, ni en envases de vidrio, que el veneno más letal viene envasado en carne, que no hay dosis pequeñas, sólo existen las mortales.
El veneno que se escurre de mis manos al papel se está encargando de empapar de ausencias mis relatos, de albergar dolor en mis prosas y tristeza en mis poesías… El veneno que impregna mi mano izquierda, hace que mis ojos se detengan y no puedan ver lo que está creando.
¿Cómo es posible crear cuando se está envenenado? ¿Cómo es posible desintoxicar un alma que no hace más que sentirse parte de un silencio desgastado?
El silencio sumado al silencio cose veneno destilado. El silencio envenenado, desgarra lo bueno, se alimenta de lo amargo.
Conscientemente consintió sus deseos y los lanzó al aire.
Inconscientemente los largo en medio de incertidumbres volátiles.
Conscientemente divagó entre las penumbras de quien quiso darle todo. Inconscientemente se centró en los sollozos de ese cielo incandescente.
Conscientemente amó, sufrió, desató su ira, sus miedos, sus locuras, sus debilidades… inconscientemente se avergonzó de aquello… y conscientemente quiso arrebatárselo a sí mismo, pero inconscientemente no se lo permitió.
Conscientemente pensó en jugársela por aquello, en vivirlo, en hacerlo. Inconscientemente lo logró. Inconscientemente sanó.

Tristeza


Estoy triste... triste triste triste, pero las lágrimas no salen, los suspiros se interrumpen y la melancolía no quiere acompañarme. Igualmente estoy triste, triste triste triste, esa clase de tristeza que no sabemos con certeza pero que alli se encuentra: en el fondo de un suspiro interrumpido, de lágrimas secas y melancolía ausente, triste, tristemente