Alicia




La vi esfumarse y reencontrarse en sus brazos...
La vi flotando libremente con la gloria salpicando...
La vi desnuda frente al charco de sus pálidas bellezas, de sus ardientes rechazos...
La vi de espaldas, con el cigüeñal de su izquierdo amparo soltando el lazo...
La vi radiante, la vi fulminante, la vi muy muy cerca, pero distante...
La vi alejándose, pero quedándose, romperse, pero animándose...
La vi expectante…

No la vi venir…
No pude verla partir…
La dejé libre, al aire, flotando… con la gloria de sus pasos salpicando...
Con el perfume de su aroma brotando...

Sensaciones


Corrió… Se estampó contra esa pared de inmunidad agresiva, se retiró con fuerza de espasmo, y corrió, corrió sin rumbo, sin pausa, corrió con sus bellas artes a la vista, con sus extrañas visiones pervertidas, sus confesiones inconfesables corrompidas, y sus cortes profundos en la mira…
Se miró las manos, y estrujó su encanto, su fascinación por ambos… castigó los escrutinios de sus prometedoras y calmadas aguas dentro del alma. Las abolió, las corrompió, las desgarró, las cortó de raíz y no se arrepintió… Atrás quedaba el poblado, atrás quedaba el claro, atrás quedaba el pueblo, atrás quedaba el cielo de sus amores no encontrados, de sus pasiones inconclusas, de sus encuentros alocados, y de sus miradas cargadas.
Se escondió en la multitud, mirando fijamente las disimuladas figuras que frente a él se presentaban, el presente era ya difuso, las miradas casi nulas, los amores insensibles, y las pasiones… las pasiones, como siempre, inconclusas. Frenó en un puesto con aromas de su infancia; miró detalladamente los paños voladores, las maderas rechinantes y los brillos de la calle, se escapó de aquello dudando, rogando no encontrarse nuevamente con tan hermoso pasado… Se fue sollozando, quebrado, mutilado, desarmado. Se fue, se fue aliviado, con la pena brotando, con las sabrosas cuestiones de su alma sangrando, y volvió riendo, no a su pasado, volvió a si mismo tarareando su regreso en el acto. Consiguió una pluma, y tatuó su, por así llamarlo, logro. Extendió sus brazos, relajó su cuerpo y se entregó al apacible viento que se escurría por su regazo. Agradeció el gesto y se desintegró en el todo de la nada. Con alaridos deseosos de encontrar un sitio, terminó con el suplicio y consiguió la muerte… terminó con el suplicio, pero puntos suspensivos se situaron en su muerte.

Esta es solo una imagen q me gusto, no encontre el archivo de lo que queria subir, pero como internet me anda re lenta, dije, ma si! subo la imagen y listo! Dirán, "esta chabona la tiene con los monos", y en parte si, son hermosos e inteligentes y me encantan!
Hasta pronto

22/01/10, 2:00 a.m. (El Miedo)


Creando el monstruo de sus pesadillas, se creyó la historia de su insurrección mientras éste emergía con gracia dentro de su supuesto logro de fascinación. Casi sin terminarlo, lo largó a correr sin prisa sobre el subsuelo de su mente, mientras aplazaba a sus miedos lentamente devorados por las ansias de tajarlos impunemente entre las tinieblas. Una vez hecho esto, el monstruo comenzó a bailotear su holgada danza de superioridad frente a él. Lo miró desafiante a los ojos. Lo espero expectante desde el centro de sus más sedientos deseos, creciendo y decreciendo con una imantada posibilidad de atracción infalible.
Su presa ya estaba hipnotizada. Sus garras ya estaban al acecho, y su vigorosa mirada yacía dentro de los ojos de su creador. Comenzó a bajar milímetro a milímetro dentro de ese cuerpo desde sus cerrados ojos, observando sin prisa los estrechos pasadizos que plegaban la piel de tan bella victima. Corrió tras cada gota de sudor que cubría ese inmenso cuerpo, y hasta que no llegó hasta la última Terminal nerviosa de su creador no se venció. Jugó con ellas, intercalándolas, manipulándolas, agasajándolas de tal manera que los temores de aquel que le hubiera abierto las puertas, no pudieran sacarlo del trance.
El entusiasmo del monstruo se volvía cada vez más orgásmico, cada vez más enfermizamente romántico.
Las palpitaciones subieron, las convulsiones de ese cuerpo comenzaron a surgir a borbotones y, si bien el monstruo estaba llegando a su objetivo, se aburrió y prefirió dejarlo para otro momento.
Buscó rápidamente el rostro de su victima, escapando por su boca en forma de grito y sollozo, dejando a su estela la apertura de unos ojos lagrimosos abiertos como platos, un corazón dispuesto a salir disparado y un mensaje en el fondo de esa mente que decia: Volveré… Sólo cuando sea necesario.